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Publicado por El equipo en Noticias el 22/06/2023 a 17:13
El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea advierte sobre las sombrías perspectivas de que la UE se convierta en el líder mundial en la producción de baterías, a pesar de los compromisos con la movilidad eléctrica.
Aunque el teórico fin del motor de combustión en los coches nuevos para 2035 y los anuncios de nuevas fábricas de baterías por toda Europa, como Sagunto, son buenas noticias para el empleo, el Tribunal de Cuentas señala que las posibilidades de la UE de situarse a la cabeza mundial en este campo no son favorables.
Construir fábricas para fabricar baterías no es suficiente, también es fundamental asegurar su suministro. Aquí es donde radica el principal problema. Según un reciente informe de la Comisión Europea, la disponibilidad de materias primas, el aumento de los costes de estas materias primas y de la energía, así como la competencia global, podrían poner en peligro la competitividad de Europa.
Nuestra dependencia de materias primas de terceros países podría empeorar. Si logramos nuestro objetivo de vender solo autos eléctricos para 2035, esto se hará principalmente mediante la importación de baterías, lo que podría perjudicar a la industria europea, según las observaciones de Annemie Turtelboom.
Más preocupante aún, existe el riesgo de sustituir nuestra dependencia de los combustibles fósiles suministrados por terceros países por una dependencia de las materias primas. Annemie Turtelboom subraya que Europa no debe encontrarse en una situación de dependencia similar a la que hemos vivido con el gas natural, ya que ello pondría en peligro su soberanía económica.
China ocupa actualmente una posición dominante en la producción mundial de baterías para coches eléctricos, con una cuota de mercado del 76%, mientras que la Unión Europea representa solo el 7% de esta producción, lo que confirma una dependencia existente.
En cuanto a las materias primas necesarias para fabricar baterías, Europa depende de un pequeño grupo de países para su suministro de cobalto, níquel, litio, manganeso y grafito natural, que son elementos clave. Alrededor del 87 % del litio en bruto se importa de Australia, el 80 % del manganeso proviene de Sudáfrica y Gabón, el 68 % del cobalto se importa de la República Democrática del Congo y el 40 % del grafito natural proviene de China.
El Tribunal de Cuentas destaca que no solo no existe un acuerdo de libre comercio con estos países, lo que podría facilitar el suministro, sino que algunos de estos países también presentan riesgos geopolíticos que podrían comprometer el suministro.
Además de estas preocupaciones, el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea predice una futura escasez mundial de materias primas esenciales para la producción europea de baterías. Si dependemos de proveedores externos y el desabastecimiento se materializa, supondrá que simplemente tendremos que comprar coches eléctricos a quienes dispongan de estos suministros, lo que pondría en peligro la consecución de nuestro objetivo de 2035.
Según el informe del Tribunal de Cuentas de la UE, las previsiones del Departamento de Investigación de la Comisión Europea (JRC) indican que la escasez mundial tendrá un impacto significativo en 2030, precisamente cuando estará operativa la mayor parte de la capacidad de producción de baterías de la UE. Esta predicción también está en línea con las previsiones de la Agencia Internacional de Energía (IEA), que dice que la capacidad de producción mundial de cobre, cobalto y litio en 2030 no será suficiente para satisfacer la demanda mundial.
Lamentablemente, estos factores no harán bajar los precios de los coches eléctricos, sino todo lo contrario. Los costos de producción aumentarán debido al alto precio de las materias primas, lo que podría hacer que los autos eléctricos sean inaccesibles para muchos automovilistas. Esto conduciría a una caída en la demanda de vehículos eléctricos y una falta de interés económico en invertir en instalaciones de fabricación de vehículos eléctricos.
En resumen, el informe del Tribunal de Cuentas de la UE presenta un panorama bastante pesimista. Según esta institución europea, el futuro del coche eléctrico en Europa peligra si la situación sigue así.
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